Comienza en el cerebro y se extiende por el resto del cuerpo, de modo que éste se pueda ajustar a una mejor defensa o reacción. La respuesta al miedo comienza en una región del cerebro denominada amígdala, ubicada en el sistema límbico, encargado de regular las emociones y funciones de supervivencia. Cuando ésta detecta una fuente de peligro, desencadena los sentimientos de miedo y ansiedad.
Un estímulo percibido como amenaza desencadena esta respuesta en la amígdala, que activa las áreas del cerebro implicadas en la preparación de las funciones motoras involucradas en la lucha, en la huida o en la parálisis, congelamiento o bloqueo… al tiempo que libera hormonas del estrés y activa el sistema nervioso simpático.
Esto provoca una serie de cambios corporales que nos preparan para ser más eficiente ante una situación de peligro: el cerebro se hiperactiva, las pupilas y los bronquios se dilatan y se acelera la respiración; aumenta la frecuencia cardiaca y la presión arterial, así como el flujo de glucosa a los músculos. Entretanto, los órganos no vitales para la supervivencia se ralentizan.
Hay miedos reales, situaciones extremas donde corre peligro nuestra vida. Mas hay miedos que nos traen la información de heridas del pasado, ya sean nuestras o transgeneracionales… Miedo al rechazo, miedo al abandono, miedo a la pobreza, miedo a la humillación, miedo a la soledad, miedo a no ser amada, miedo a expresarme, miedo a hablar, miedo a ser yo misma…
Cada vez que vivimos situaciones donde se despiertan estos miedos, sabemos que debajo de ellos están experiencias dolorosas que no fueron atendidas y olvidadas.
El proceso terapéutico ayuda a descubrir que es lo que ocurrió y liberar esa información para ampliar el espacio interno de seguridad y confianza.
Nuestro cuerpo recuerda todo lo que hemos vivido y todo lo que vivió nuestr@s ancestr@s. ¡La memoria celular esta científicamente demostrada!
El ovulo del que fuimos engendradas ya estaba en el útero de nuestra madre cuando esta estaba siendo gestada por el útero de nuestra abuela. Así que los óvulos de la madre ya están expuestos a los estados emocionales y la vida interna de la abuela, de una forma directa. La familia entera vive dentro de cada una, tal como cada una la ha experimentado y la ha internalizado.
Por lo que podemos comprender, que a menudo tenemos miedos que los vivimos como nuestros, que no tienen ninguna lógica en la actualidad, sin embargo, nos atrapan y restan nuestra energía, condicionando nuestras decisiones.
Cuando estamos en Miedo, estamos en estado de shock o de reactividad, respondiendo de manera desajustada, desregulada.
Te ayudara identificar el miedo, haciendo un listado de los que mas te pillas desde tu consciencia. Indagando que herida hay detrás y si recuerdas la vivencia que te lo produjo. ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo lo viviste? ¿Qué ocurrió en tu cuerpo?… Sigue profundizando, y busca que creencia se creó en ti.
En la Asesoría Femenina te ayudo a ello.
Maria