Es uno de los miedos en muchas mujeres. En nuestra memoria celular está grabado el que sin un hombre no sobrevivíamos, durante siglos fuimos alimentando esta creencia ya que necesitábamos de la protección del padre, mentor, marido…
A su vez, este miedo se genera en la infancia, la experiencia de abandono, de desamparo, crea un impacto en el cuerpo emocional y deja una huella psíquica, con creencias de desvalorización, de no ser merecedora, inseguridad y falta de confianza, de desamor.
Se precisa revisar la relación con el padre, y como era la energía que se despertaba en la madre ante él. Ya que en la infancia somos muy sensibles y percibimos la realidad a través del lenguaje corporal y energético. Y desde ahí se conjuga parte del cómo nos relacionamos con el masculino.
Esta herida, afecta directamente en tu relación de pareja y se refleja en dependencia emocional, la ansiedad, los nervios cuando NO está contigo y cuando NO te presta la atención que tú deseas. Cuando te conviertes en una niña desvalida ante él. Una niña que hará todo lo posible por atraer su atención a través de distintas estrategias:
A través de la queja
Reclamarás su amor a través de frases que empiecen por «Es que mira lo que me ha pasado…» «Es que tú no has hecho…» “Todo lo hago yo”
A través de la víctima.
Utilizarás el victimismo extremo para atraer su atención. Siempre estarás sobrepasada por el exterior y la vida. Desde aquí tendrás facilidad para convertirle en tu verdugo.
A través de la sumisa.
Vivirás enfocada en sus necesidades y harás todo lo posible por satisfacerlas con el objetivo de que no se marche. Te cargarás incluso con parte de sus responsabilidades y te olvidarás de ti.
A través de la hipocondriaca.
Serás una enferma crónica y generarás en tu cuerpo dolencias y síntomas que harán que ponga sus ojos constantemente en ti.
A través de la amenaza.
Intentarás sembrar el pánico en el él para que se quede a tu lado. Le querrás tener dominado a través de provocarle celos y le castigaras con silencios estudiados y estratégicos.
Cuando dejas entrar dentro de tu cuerpo y tu mente a la herida del abandono, te conviertes en una dependiente emocional nata. Vivirás tan enfocada en el otro, que te olvidarás por completo de ti.
Si quieres salir de la rueda de tu herida de abandono, has de empezar a gestionar tus emociones por ti misma y responsabilizarte de tu proceso de vida. Has de ser muy valiente para enfrentarse a ese vacío interior que has estado evitando desde hace muchos años. Ese lugar, que aguarda ser alumbrado y amado de nuevo.
En la Asesoría Femenina, te acompaño a transitar el camino hacia ti para que puedas destilar tu herida y recoger la fuerza para ser tu misma.
Maria