La Agresividad Encubierta

Jul 9, 2021 | Herida, Relaciones

Según la Biología, la “agresividad” es un instinto propio del ser humano, vinculado con el sentido territorial y sexual del individuo. Por ende, en algunas situaciones de la vida, como…

La palabra agresividad significa

Tendencia a atacar o a actuar de modo agresivo.

Empuje y decisión para emprender una tarea o enfrentarse a una dificultad.

Según la Biología, la “agresividad” es un instinto propio del ser humano, vinculado con el sentido territorial y sexual del individuo. Por ende, en algunas situaciones de la vida, como los deportes, las situaciones de peligro, los eventos que indican competencia, la “agresividad” puede orientarnos en cómo actuar.

Su sede está en nuestro cerebro reptiliano, el más primitivo, este actúa de manera inconsciente y por instinto. Su principal función es encargarse de nuestra supervivencia.

La “agresividad”, de no gestionarse adecuadamente pueden manifestarse con un ataque físico, verbal o sexual, convirtiéndose en Violencia.

Se está dando un olvido del animal que también somos, de esa parte visceral e instintiva que está en la memoria de nuestros tejidos y células. Domesticamos el instinto con una educación que castra el poder personal, la sexualidad y lo espontaneo. También hay que tener en cuenta que vamos evolucionando a planos más inteligentes donde la tecnología de lo sutil va desarrollando otras cualidades y con ellas la plasticidad del sistema humano se está modificando.

La agresividad, es una energía que necesita ser liberada y si no se manifiesta abiertamente por miedo a no saber gestionar, frenar o contener el impulso, aparece de forma silenciosa. Y en nuestro cuerpo se manifiesta en tensión en mandíbulas y cuello, también en problemas intestinales y pélvicos.

En Bioenergética es el llamado carácter Agresivo-Pasivo. Su comportamiento es más común en mujeres con conflictos de autoestima, herida de abandono y por conductas aprendidas. Es una agresividad encubierta, enmascarada detrás de una falsa amabilidad y necesidad de agradar.

Este perfil presenta diferentes caras ante lo que dice y lo que hace, teniendo dificultades para empatizar y ejerciendo un abuso muy sutil, pero de igual forma muy desgastante. Su carácter rígido está acompañado de una gran dependencia emocional, aunque no lo manifiestan abiertamente, puesto que son defensoras de su libertad y autonomía. Se trata, por tanto, de un perfil muy ambivalente, que no se expresa claramente, es decir, no muestran su rabia o frustración, y esto hace que dicha rabia acumulada genere un resentimiento que les hace manipular de forma muy sutil la realidad, haciendo que la otra persona se convierta en la responsable del conflicto. Suelen presentar una gran dificultad para asumir responsabilidad compartida, así como para cooperar. Y, además, es frecuente que desarrollen un rol de víctima, donde se eximen de culpa desde su parte más pasiva, culpabilizando a la otra persona.

La satisfacción que buscan a través de este tipo de conductas es su propio alivio ante el conflicto y eliminar su propia responsabilidad, intentando de forma muy sutil que sea achacable a otra persona.

En mi consulta observo que se da en mujeres con baja autoestima y dificultad para gestionar las emociones, ya que la capacidad para gestionar las emociones ante un conflicto implica una seguridad y confianza personal que este perfil carece. Por tanto, para abordarlo desde el punto de vista terapéutico, habrá que tomar conciencia del resentimiento encubierto, liberarlo a través del cuerpo y conectar con la fuerza sana subyacente. A su vez, traspasar el miedo al conflicto y la incomodidad que genera. Y desvelar las creencias que están bloqueando el contacto con dicha energía.

Cuando se reprime la agresividad se convierte en violencia.

“Lo que niegas te somete”. Carl Jung

La fuerza vital del vientre ha de ser liberada para que su fuego ascienda al corazón, activando el amor y la compasión.

Maria