EL Y ELLA SOY YO

Jun 17, 2021 | Herida, Relaciones

Se precisa integrar lo masculino y femenino dentro para ir hacia la plenitud e ir hacia relaciones sanas y nutridoras.

La herida que arrastramos del pasado, tanto con nuestros padres como las transgeneracionales, sociales, culturales y religiosas.. hacen que hombres y mujeres, no nos veamos con la mirada inocente de una presencia actualizada. Hemos creado un sistema de creencias limitantes que no nos permiten descubrirnos a corazón abierto y esto genera dolor, frustración y enfado. Sanar lo que nos impide reconciliarnos es un camino de despertar a lo que verdaderamente somos. Somos una UNIDAD, por lo que hacemos al otr@ nos lo estamos haciendo a nosotras mismas.

La polaridad universal entre el principio masculino y el femenino tiene lugar también dentro de cada hombre y cada mujer. Somos la unión de un óvulo y un espermatozoide, tenemos hormonas masculinas y femeninas, lo que significa que tenemos acceso a un amplio abanico de energías masculinas y femeninas.

El animus y el ánima son arquetipos internos o representaciones inconscientes. Carl Jung, psiquiatra y psicólogo visionario denominó animus a la parte masculina de la psique de la mujer, y ánima a la parte femenina de la psique del hombre.

La polaridad masculina implica movimiento, es la acción de engendrar, de penetrar, la capacidad de explorar el mundo y de ir en busca de lo que se quiere. Es la iniciativa, la lógica, la mente.

La polaridad femenina es la capacidad de entrega y de receptividad, la ternura, fecundidad, contemplación e intuición.

El alma del hombre es de naturaleza femenina, y la de la mujer masculina. Cuando las mujeres conectan con su interior encuentran lógica, competitividad, firmeza, poder personal y reflexión. Cuando los hombres vislumbran su interior muestran vulnerabilidad, compasión, sabiduría, deseo de unidad y tolerancia.

Somos andróginos, palabra proveniente del griego: ANDROS hombre y GYNOS mujer.

El trabajo de integración de ambas polaridades se denomina «matrimonio interior» o «boda alquímica», consiste en aunar y equilibrar ambos principios complementarios dentro de un@ mism@ para completarse.

Está representado por el símbolo oriental del equilibrio dinámico entre el Yin y el Yang. La energía masculina y la femenina se relacionan con el dios Shiva (conciencia) y la diosa Shakti (energía) los amantes universales de cuyo amoroso abrazo nace todo.

Cuando el hombre integra su femenino y la mujer hace lo propio con su masculino, se hacen dueños de las expectativas y fantasías inconscientes proyectadas en el otro sexo, lo que da como resultado una mayor aceptación de la realidad y del otro como es, menos exigencias, desilusiones y conflictos, y una mayor libertad y creatividad para ambos.

El mundo necesita que las fuerzas masculinas y las femeninas se equilibren, cooperen y fluyan juntas.

Maria