Cuando la mujer está conectada a su cuerpo con amor y respeto, porque lo ve como una creación divina, como un continente de vida, lanza un puente hacia el espíritu; su organismo se convierte en el crisol del cual emerger la fuerza de lo femenino con todo su esplendor. Esa fuerza es el halo dorado de la Diosa, un fluido alquímico que transmuta todo cuanto toca. Y es que por algo la Diosa del Amor es también la gran Maga, pues sólo el amor transforma.
María
