La mayoría de las veces, pensamos algo, sentimos otra cosa y hacemos todo lo distinto.
Tenemos un dialogo interno, que si nos paramos a escuchar, coexisten varias voces. El pensamiento va por libre y a menudo recibimos mensajes contradictorios, que nos arrastran a la duda, a la falta de claridad y a una sensación caótica de estar perdidas.
Nos habla nuestra juez, la que nos dice lo que está bien y lo que está mal. Lo que es correcto y lo que no.
Nos habita la sargento, la que nos exige y exige a l@s demás. ¡Nunca es suficiente!
Nos habla nuestra víctima, la que echa balones fuera y cree que todo está en contra nuestra.
Nos habita nuestra niña, que sigue llamando y gritando porque las cosas no son como ella quiere.
Nos habla la sensata madura que nos dice que a nuestra edad deberíamos ser mas serias.
Nos hablita la pesimista, aquella que todo lo ve negativo y negro.
Nos habla la positiva, la que todo lo pinta de color de rosa.
Nos habita la destructiva, esa que se compara y envidia.
Nos habla la sabia, la que conecta con la intuición, corazonada e instinto.
Nos habita la miedosa, la que quiere controlar y dominar para sentirse segura.
Nos habla la mística, aquella que huye de sí misma con vuelos cósmicos.
Nos habita la perfecta y eficaz, la hacedora constante que tiene que demostrar su valía.
Nos habla la manipuladora, aquella que se engalana para conseguir lo que quiere.
Nos habita la vulnerable, la que se siente expuesta a ser dañada…
¡Somos muchas en una sola!
Se precisa, reconocerlas y aceptarlas para ir hacia la coherencia.
Reconciliarlas e intégralas todas, sabiendo que cada una tiene su función.
Para ello, en la Asesoría propongo identificarlas. Y para ello, el juego de ponerles nombre, dibujarlas, moldearlas…Crear un dialogo con cada una de las partes, para comprender su historia, las creencias que las sostienen y las emociones que las alimentan.
Solo identificándolas y escuchándolas podrás tomar conciencia de cómo se relacionan entre ellas y a su vez cuál de ellas se apodera de ti y en qué situación.